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  • Por Luis Hernández Martínez*

Los mismos de siempre: ¿no te cansa?

En la mayoría de las disciplinas ocurre casi igual: un puñado de personas reparte los espacios de participación y lucimiento. De cuates a cuates lanzan vivas y porras al trabajo de todos y cada uno de los integrantes del grupúsculo. Se felicitan mutuamente. Se llenan de “elogios bumerán”. Un espectáculo que, para acabar pronto, a un creciente número de personas ya resulta desagradable y nada creíble. Hasta aquí la mala –e histórica– noticia.

¿No estás harta (fastidiada) de aceptar una imagen impuesta y manipulada por unos cuantos (por los mismos de siempre)?

La buena es que también crece el número de espacios independientes donde otros actores “poco conocidos” abren el abanico de opciones y posiciones, pero no escribo sobre los emergidos de la “participación ciudadana” porque la mayoría, ¡caramba!, también ya está infectada con los virus de “pa’ los puros cuates” o “pá la pura familia [al más puro estilo italiano]”.

Me refiero a esfuerzos de personas que diariamente luchan por emitir estudios, opiniones y críticas imparciales (basadas en datos, información, investigaciones). Individuos incansables que trabajan por su cuenta o en colectivos para combatir las falsas noticias, la corrupción y la desigualdad social. Gente que apuesta a la meritocracia, sin discriminación.

Pregunta, y por favor contesta lo más sinceramente posible: ¿no te cansa ver, leer y escuchar de las mismas personas los mismos argumentos, las mismas ideas? ¿No estás harta (fastidiada) de aceptar una imagen impuesta y manipulada por unos cuantos (por los mismos de siempre)? Si tus respuestas son “sí”, entonces ¡bravo! Diste un paso definitivo para salir de la economía de la manipulación.

También avanzaste para abandonar un lugar donde te ofrecen la autorealización a cambio de la autoexplotación. ¡Bravo, otra vez!, porque estás a punto de retirarte de un sitio donde la ética y la moral solo forman parte de un discurso que en la práctica no tiene aplicación ninguna. Y menos aún afecta a los de siempre porque, justo, ellos no practican la ética ni tienen conflictos con la moral; solo gozan de las posiciones de poder secuestradas a los cientos de grupúsculos que viven una imposición de líderes y directivos.

¿O tú los elegiste? ¿Formaste parte del método para determinar su llegada a la cúpula? ¿Te tomaron en cuenta? ¡No! Ya no sigas en su juego.

* El autor es abogado, periodista y administrador. Chief Marketing Officer en PKF México y miembro de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados (BMA). Profesor de posgrados en Alta Dirección, Derecho, Gobierno y Políticas Públicas en la UNAM, UP, HC Escuela de Negocios y Alta Dirección Jurídica.

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