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¿En qué creen los que no creen? Liderar con sentido en tiempos de inteligencia artificial

Cuando un líder cree más en el algoritmo que en el juicio humano, se instala una fe sin conciencia, una espiritualidad del dato sin alma.
En la era de la inteligencia artificial, creer es resistirse a la automatización del alma. Es recordar que el liderazgo comienza donde el algoritmo termina: en la conciencia.

Por Luis Hernández Martínez*

Polímata en cumplimiento estratégico, ética corporativa, liderazgo regulatorio e investigaciones periodísticas especializadas en empresas y negocios (también un ignorante razonable, y aprendiz para siempre, de otras disciplinas).


Hay una pregunta que incomoda incluso a los más escépticos: ¿en qué creen los que no creen?


No se trata sólo de una cuestión teológica, sino de una tensión existencial y empresarial que atraviesa nuestra época: la búsqueda de sentido (propósito de vida) en un mundo que lentamente traslada la fe hacia el dato, el algoritmo y la eficiencia.


Hoy, muchos líderes empresariales afirman “no creer” en nada fuera de lo medible. Sin embargo, su manera de tomar decisiones, de confiar en un equipo o de defender un propósito revela otra c

osa: creen en algo, aunque no lo llamen fe.


Del templo al tablero

El filósofo Umberto Eco decía que “quien no cree en Dios no carece de fe; simplemente la traslada hacia otros valores” (Eco & Martini, 1999). En el siglo XXI, ese desplazamiento se acelera: la confianza que antes se depositaba en la providencia hoy se deposita en el sistema, en la innovación o en la promesa de la inteligencia artificial.


Pero ¿puede un algoritmo sustituir al sentido (propósito) de vida? Charles Taylor (2007) explicó que vivimos en una “era secular” donde el vacío dejado por la religión no se llena con la ausencia, sino con una pluralidad de creencias posibles: progreso, humanidad, tecnología, justicia. Es decir, incluso el no creyente opera dentro de un marco de sentido. No deja de creer; simplemente reconfigura el objeto de su fe.


El auge de la inteligencia artificial representa quizás la forma más sofisticada de creencia moderna. Confiamos en sistemas que aprenden, predicen y deciden, muchas veces sin comprender del todo su lógica interna. Esa confianza ciega en la máquina, advierte Jürgen Habermas (2008), puede convertirse en una forma de “racionalidad instrumental” que reduce la ética al cálculo de consecuencias.


Cuando un líder cree más en el algoritmo que en el juicio humano, se instala una fe sin conciencia, una espiritualidad del dato sin alma. Y sin alma (en el sentido antropológico de principio vital) no hay liderazgo posible, porque el liderazgo implica interpretación, discernimiento y responsabilidad moral, no sólo eficiencia técnica.


El propósito (sentido) de vida en la posmodernidad

Jean-Paul Sartre (2005) sostuvo que, tras la muerte de Dios, el ser humano se condena a ser libre: a construir su propio sentido. Hoy, el directivo contemporáneo se enfrenta a una libertad similar, pero aumentada por la IA: puede decidir más rápido, más lejos, con más información… ¡Y con menos certeza!


La pregunta ya no es sólo qué puede hacer la inteligencia artificial, sino qué debe hacer el ser humano frente a ella. Viktor Frankl (2015) afirmaba que el hombre puede soportar casi cualquier “cómo” si encuentra un “por qué”. En la empresa, ese “por qué” es el propósito; en la ética, es el sentido; en la tecnología, debería ser el servicio a la persona.


Por eso, los que no creen (ni en dioses ni en mitos) siguen creyendo, aunque de otro modo: creen en el poder de la decisión ética, en la dignidad de lo humano y en la necesidad de orientar la técnica hacia el bien común.


Habermas (2008) propone que incluso las sociedades postseculares pueden encontrar un punto de convergencia entre creyentes y no creyentes si ambos reconocen el valor moral del otro. Trasladado a las organizaciones, esto significa que la ética no es una cuestión de fe religiosa, sino de coherencia racional y de responsabilidad compartida.


Liderar con propósito, con sentido

Un líder que no cree en Dios puede, sin embargo, creer profundamente en la justicia, en la palabra empeñada o en la promesa hecha a su equipo. Y esa fe (humana, no divina) se vuelve la fuente de autoridad más sólida que puede tener en un entorno donde los algoritmos deciden más rápido que las conciencias.


Así, la verdadera pregunta no es si creemos o no, sino qué tipo de fe sostendrá nuestra humanidad cuando la inteligencia artificial comience a pensar por nosotros. Si dejamos que la tecnología sustituya al juicio, habremos perdido el alma del liderazgo. Y, sin alma, ninguna organización puede sobrevivir.


Creer, en el fondo, es un acto de dirección. No se trata de dogmas, sino de orientación. Los que no creen en Dios pueden creer en el sentido, en la verdad, en el valor del otro, o incluso, como decía Frankl, en la posibilidad de hacer de la vida una respuesta responsable ante el sufrimiento (adiós hedonismo, refutación al relativismo).


En la era de la inteligencia artificial, creer es resistirse a la automatización del alma. Es recordar que el liderazgo comienza donde el algoritmo termina: en la conciencia.


*El autor es fundador de Alta Dirección Jurídica y Socio del Área de Capacitación de Vission Firm México (miembro de GGI Global Alliance).


PARA CITAR EL PRESENTE ARTÍCULO: Hernández, L. (2025, 21 de noviembre). ¿En qué creen los que no creen? Liderar con sentido en tiempos de inteligencia artificial [Entrada de blog]. Alta Dirección Jurídica. https://www.altadireccionjuridica.com/post/en-qué-creen-los-que-no-creen-liderar-con-sentido-en-tiempos-de-inteligencia-artificial

 

REFERENCIAS

•      Eco, U., & Martini, C. M. (1999). ¿En qué creen los que no creen? Lumen.

•      Frankl, V. (2015). El hombre en busca de sentido. Herder.

•      Habermas, J. (2008). Entre naturalismo y religión: Ensayos de filosofía. Paidós.

•      Sartre, J. (2005). El existencialismo es un humanismo. Losada.

•      Taylor, C. (2007). A secular age. Harvard University Press.


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4 comentarios


Quiroz López Leonardo (T)

¿En que creen lo que no creen?, es una lectura que a mi parecer, toca temas de interes personal, social y empresarial, que muchas vece no se les de el grado de importancia que requieren. En lo personal la filosofía y en especial la "riña" que ha existido sobre la teología me parece muy interesante, ya que en el tiempo reciente, siento que me he alejado de dios y en aras de encontrar a dios lusidamente he empezado a consumir temas teológicos. Después en general los temas que aborda respecto al mundo lleno de cambios a cuál nos enfrentamos hoy. Resaltar y hablar de ia tendría que ser un tema imperativo, este artículo lo hace, y…


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Ibarra Vazquez Brian Uriel (T)

Me agrado este artículo y se me hizo muy interesante el tema de creer en algo me siento identificado con este tema porque me cuesta trabajo el creer en un ser divino o en algo pero como se menciona no es posible no creer en algo. Y el tema sobre que hoy en dia la IA nos ayuda a responder nuestras dudas de manera rápida ya se nos hace difícil el creer en alguien o algo, el encontra un equilibrio entre lo que se vive hoy con la IA y lo divino.

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Luna Mejía
Luna Mejía
hace un día

Siempre ha existido esa disputa entre los creyentes y no creyentes (religiosamente hablando), pero a este punto en el que se encuentra la humanidad se debe encontrar la manera de unificar estas dos posturas y orientarlas en contra de la Inteligencia Artificial, no como herramienta, sino como el programa que va a empezar a pensar por nosotros y que en algún punto se espera que desplaze a la humanidad. Porque al final del día, los "no creyentes" solamente han redirigido su fe, no dejado de creer. Creer en algo es parte del hombre, ya sea en Dios como poder divino o en algo mas humano, como los valores o, en este caso, en una organización. Un líder sin fe carece…

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Natalia Palomares
Natalia Palomares
hace 3 días

Me parece muy interesante y tan cierto lo que expresas Luis, considero que la IA claro que puede optimizar proceso, pero no puede sustituir la responsabilidad moral de nosotros que tomamos decisiones.

Creo que el reto no es la tecnología si no tener criterio y responsabilidad para usarla.

Natalia Valentina Palomares Fernández (T)

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